Era albañil de profesión, empezando a trabajar a los once años de edad.
Una de las mayores hazañas de Cipriano Mera, cuando todavía era un simple miliciano, fue la conquista de Cuenca. En Madrid seguía reinando la confusión propia del momento, lo cual explica que los mandos militares no estuvieran organizados todavía. Mera se entera por un joven dirigente del Comité de Defensa Confederal, Eduardo del Val, de que en Cuenca la Guardia Civil retiene la ciudad y está dispuesta a defenderla a todo trance. Así, se presenta en Cuenca con un par de camiones y un centenar de hombres. No tarda en conquistar la ciudad pero, no contento con ello, se lanza a la aventura de liberar los pueblos de la provincia.
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